Jose Antonio Luna Neyra
LOS OTROS SICARIOS
En el último mensaje de 28 de Julio, el presidente ha evitado enfocar el tema de la violencia y el sicariato con la seriedad y profundidad que amerita. No ha explicado cuáles son sus causas y como debe erradicarse de una sociedad que se desangra, que ha perdido la seguridad que el Estado debe brindarle y se ha convertido en víctima cada vez más vulnerable de los delincuentes y sicarios.
No ha explicado que la violencia y el sicariato van de la mano con la corrupción, a más corruptos más delincuentes y sicarios. No ha dicho que todo esto tiene que ver con la ideología y mentalidad de nuestras clases dominantes, de encomendero y rentista, con la conducta pícara de hacer "riqueza" no mediante el trabajo esforzado, honesto y transparente, sino con medios y formas ilícitos, con ese pragmatismo que ha devenido en la base ideológica y filosófica del Neoliberalismo.
El lumpen, la delincuencia común en su forma más perversa el sicariato, ha devenido en instrumento mercenario al servicio de los promotores, organizadores y ejecutores del proceso de corrupción, auténticas mafias ligadas al narcotráfico, al lavado de dinero, al peculado, al cohecho, la especulación, al chantaje y al soborno. No hay mucho tiempo ni distancia para que el Estado peruano concluya siendo un similar de los Narco Estados de nuestra América Latina.
Un ex presidente preso por ladrón y genocida, dos ex presidentes denunciados, enjuiciados y a punto de ser encarcelados por corrupción y uno de ellos también por genocida; cuatro Presidentes Regionales presos por las mismas causas y otros haciendo cola; Congresistas, jueces, fiscales, Alcaldes, empresarios, Militares y Policías corruptos a los cuales se suma una gavilla de sicarios a su servicio, demuestran la amplitud y profundidad de la corrupción que corroe a la Nación y al Estado, acrecienta la pobreza y agrava la violencia.
Ni la corrupción, ni la violencia ni el sicariato pueden erradicarse aumentando solo el número de policías y patrulleros, o los años de cárcel, colocando cámaras de videos y con operativos mediáticos, cuando las mismas instituciones encargadas de capturar y castigar a los forajidos están comprometidas con los hechos de corrupción y no existe una efectiva participación y fiscalización de las organizaciones sociales.
Para combatir y derrotar todo esto tenemos que crear conciencia de Nación, de Patria, de soberanía, de dignidad, conciencia y moral de trabajadores y pueblo y no de lacayos, mercenarios, sobre todo en las nuevas generaciones que afrontan la ofensiva plagada de frivolidad, racismo y utilitarismo, que los medios, en manos de grupos de poder económico, difunden y crean frustración, nihilismo y desaliento en el pueblo. Es urgente una nueva Constitución que refunde las instituciones tutelares de nuestra nación.
Por eso creemos que sicarios no son solamente los que asesinan a autoridades honestas, luchadores decentes y pobladores de a pie que se niegan a someterse a los planes corruptos de las autoridades y de la delincuencia, sicarios son también los que matan las ilusiones y las esperanzas de los pueblos que confían en que sus autoridades serán capaces de trabajar hasta el sacrificio por el bienestar y el progreso auténticos, sicarios son también los que eliminan la conciencia social, la democracia y la soberanía nacional, sicarios son los que eliminan la libertad de expresión, los medios y periodistas mermeleros y escritores que se colocan a su servicio.
Los llamados a lograr el verdadero cambio y a construir una región y un país prósperos, son los trabajadores y los sectores populares que hoy se encuentran aún débilmente organizados y unificados y, lo que es peor, en su mayoría dirigidos por elementos que forman parte de la corrupción y el conservadurismo, de la demagogia y el arribismo. Por eso, se tiene que persistir en construir la alternativa de gobierno democrático y del pueblo, lejos de la corrupción y el sicariato. Estamos seguros que más temprano que tarde el Perú tendrá gobiernos con autoridades honestas y consecuentes que trabajen por su verdadero desarrollo.
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